Patologías y psicopatologías en la vejez

Para entender el envejecimiento, primero se ha de tomar conciencia de que es un proceso complejo, heterogéneo, dinámico y universal que recae sobre todos los seres vivos, como respuesta al paso del tiempo vivido, generando una serie de modificaciones morfológicas, psicológicas, funcionales y bioquímicas.
No obstante,  cuando empezamos hablar  sobre temas que guardan relación con el paso del tiempo no podemos obviar los factores externos e internos que hay influido e influyen en nosotros, ya sean: factores genéticos, ambientales (como las dietas, estilos de vida, sedentarismo o ejercicio físico) y enfermedades sufridas que van afectar tanto en aspectos físico como psicológicos.
Para entrar en el tema con más profundidad se hará una visualización de los posibles trastornos y  psicopatologías que pueden afectar en la vejez.

  • Depresión en la vejez
Una serie de consecuencias pueden desencadenar depresión. La acumulación de trastornos médicos crónicos y debilitantes, la pérdida de amigos y seres queridos, así como la incapacidad para participar en actividades que antes disfrutabas, entre otros, puede afectar al bienestar emocional de una persona que está envejeciendo.
Por otro lado, una pérdida de las facultades, como por ejemplo la vista, pérdida de audición y otros cambios físicos, así como presiones externas debidos a recurso financieros limitados, puede suponer para aquellas personas mayores una situación de peso para sentirse impotentes y desamparados con una acumulación emociones negativas como la tristeza, la ansiedad, la soledad y la baja autoestima, que a su vez conduce al aislamiento social y la apatía.
La depresión en las personas de la tercera edad es un importante problema de salud mental por su mayor gravedad y las dificultades que pueden ofrecer para su correcta identificación, ya que frecuentemente padece al mismo tiempo enfermedades crónicas degenerativas, ya sea la hipertensión, cáncer o incluso otros padecimientos del sistema nervioso central como Parkinson y Alzheimer.
No hay que obviar que una depresión grave puede ocasionar consecuencias físicas y mentales que pueden complicar y perjudicar  seriamente las enfermedades ya existentes en una persona con avanzada edad, así mismo teniendo más repercusiones en su estado emocional.

Como se ha dicho con anterioridad, independientemente de las causas de la depresión, el índice de mortalidad de los hombres y mujeres de la tercera edad que tienen depresión y sentimientos de soledad es mayor que el de aquellos que están satisfechos con su vida.



- Escrito por Joel Castro González

Fuente: La tercera edad y la depresión; http://www.apa.org/centrodeapoyo/edad.aspx; acceso a recurso web el día 18 de abril de 2015.
Imagen: Imagen extraída de Google Imágenes.

  • Alzheimer
Se trata de una de las demencias neurodegenerativas más frecuentes en las personas que alcanzan una edad entorno a los  sesenta, sesenta y cinco años, aunque también se ha dado caso entre menores de  cuarenta años.  Se caracteriza por el deterioro progresivo de  las facultades físicas y metales de las personas que conducen a una situación de dependencia total de una tercera persona para  poder subsistir, ya que el afectado va perdiendo facultades y habilidades que anteriormente utilizaban para valerse por sí mismo.

La familia juega un papel fundamental en este tipo de enfermedades, ya que en mayor o menor medida les termina afectando, anímicamente hablando, por la aparición de numerosos problemas relacionados con la persona que lo padece, por ejemplo, en cuestiones que hacen referencia a la alimentación, la incontinencia de esfínteres, el sueño nocturno, etc.


- Síntomas

Uno de los síntomas más frecuentes surge tras la aparición de pequeñas e imperceptibles pérdidas de memoria, pero con el paso del tiempo persiste y va ocasionando situaciones cada vez frecuentes y notorias en la persona que está afectada. Como se ha dicho con anterioridad, se verán afectadas habilidades que antes utilizaban diariamente en su vida cotidiana, y otras más cognitivas como hablar, comprender, leer o escribir. Se ha de tener en cuenta que este tipo de demencias tiene unas etapas que indican el nivel de la enfermedad y en qué situación se encuentra ésta.

Hay tres  tipos de etapas en el que se puede encontrar el paciente, y por lo tanto, los síntomas serán diferentes:

Etapa leve: El daño de la enfermedad lo encontramos en sus primeros pasos; los síntomas aún pasan desapercibidos, tanto para la persona afectada, como para los familiares, ya que acusan a las primeras manifestaciones a algo normal, habitual, sin necesidad de preocuparse como por ejemplo, dónde ha puesto las llaves, o tiene alguna dificultad para encontrar una palabra pero prácticamente, realizando sus actividades diarias con normalidad aunque puede ser normal que se manifiesten una pequeña falta de espontaneidad, de iniciativa y ciertos rasgos depresivos, así como la capacidad de juicios se reduce y tiene dificultad para resolver nuevas situaciones y organizar actividades ligados a síntomas de apatía, aislamiento y cambios de humor.

Etapa moderada: La enfermedad ya empieza a ser notoria y perceptible antes la familia, personas allegadas y la propia persona afectada. Se manifiestan diferentes tipos de problemas para llevar a cabo tareas cotidianas, como hacer la compra, seguir un programa de televisión, o planear un almuerzo. No solo se presentan situaciones de pérdida de memoria sino también, de la capacidad para razonar y comprender. Nos encontramos en una etapa difícil, donde la enfermedad avanza con rapidez y los afectados suelen encontrarse en un mal estado anímico, visiblemente apático y deprimido.

Etapa Grave: Ya se manifiesta un deterioro notorio de todas las funciones correspondientes al área cognitiva de la persona afectada. Pierde la capacidad para hablar, expresando frases inconexas repetitivamente. No reconocer a sus familiares ni amigos llegando a no reconocerse ni ellos mismos cuando se miran a un espejo comienza a ser habitual y presentan una gran desorientación. También terminan por perder toda la capacidad de realizar cualquier tipo de actividad física (andar, sentarse, etc.), en general perdiendo el control sobre sus funciones orgánicas. Todas estas situaciones, conducen a que la persona afectada ya no se pueda valer por sí mismo, y pasen a ser personas dependientes de alguien que les cuide. 

Prevención

La prevención se centra primordialmente en la detección temprana de los primeros síntomas, en ejercitar la memoria y la función intelectual. En otras palabras, la estimulación de las capacidades cognitivas ayuda a ralentizar la pérdida de estas funciones y habilidades. Esta estimulación consiste en lo dicho anteriormente, realizar un entrenamiento que permita compensar las pérdidas que la persona está sufriendo. 


-Escrito por Joel Castro González-

Fuente: Elmundo.es, ''El Alzheimer, una enfermedad compartida"; http://www.elmundo.es/salud/2014/09/20/541be0ac268e3e67508b456d.html; acceso a recurso web el día 20 de abril de 2015
Imagen: Imagen extraída de Google Imágenes
  • Parkinson

Podemos definir el Parkinson como un desorden crónico y degenerativo de una de las partes del cerebro que controla el sistema motor, manifestándose en la capacidad de coordinar movimientos ordenador con el cuerpo  y controlarlos.  Actualmente, se desconoce  el origen de esta enfermedad, salvo los que son inducidos por algún tipo de traumatismo, drogas y medicamentos o las que son de origen  hereditarias por algún familiar cercano, aunque se cree que puede tener su origen en los llamados “radicales libres”, moléculas que desarrollan un proceso de oxidación que dañas los tejidos y las neuronas del cerebro. Decir que el Parkinson heredado es el más importante para los médicos a la hora de realizar sus investigaciones, ya que puede ayudar a comprender el desarrollo y el funcionamiento de la enfermedad.

-Síntomas
Los primeros síntomas que se manifiestan en el Parkinson son leves, aunque a medida que va pasando el tiempo se vuelven más evidentes. En sus inicios, suelen registrarse dolores en las articulaciones, dificultades para realizar movimientos, agotamientos, así como también en la caligrafía, que debido a su dificultad para realizar determinados movimientos coordinados lo  hace una tarea difícil. Las personas que padecen este tipo de patologías suelen percibir los primeros síntomas en un lado de su cuerpo, ya sea el izquierdo o el derecho, y luego se va generalizando a ambos lados. Es muy usual que manifiesten un cambio en su carácter, por lo que es normal la irritabilidad o la depresión.


Los síntomas más generalizados del Parkinson son:

Temblores: Son las apreciaciones más típicas dentro de esta patología, que consiste en el movimiento de alguna extremidad del cuerpo, tanto superior como inferior (manos, pies, etc.), manteniendo un ritmo hacia atrás y hacia delante, pudiendo agudizarse en situaciones de estrés o en reposo y tiende a desaparecer durante el sueño.

Rigidez: En este caso, los síntomas del Parkinson también se pueden manifestar por una resistencia o falta de flexibilidad muscular.

Bradicinesia: Se define como la pérdida de movimiento espontáneo y automático, que conlleva a la lentitud en todas las acciones; en otras palabras, la persona no puede realizar movimientos con rapidez como los que hacía antes de manera habitual.

Inestabilidad: La inestabilidad de la postura hace que los enfermos se inclinen hacia adelante o hacia atrás, ocasionando que se caigan con facilidad. La cabeza y los hombros caen hacia delante, por lo que la forma de andar también empeora. La persona empieza a caminar mediante pasos cortos y rápidos para mantener el equilibrio.

Tragar y masticar: El mal funcionamiento de los músculos dificulta esta tarea cotidiana, favoreciendo acumulación de salivas y alimentos en la cavidad bucal. Como consecuencia, son habituales los atragantamientos y el babeo.

Estreñimiento: La lentitud progresiva de los músculos intestinales y abdominales es la principal causa del estreñimiento, aunque también influyen las dietas y la escasa actividad física.

Trastornos del sueño: La somnolencia y las pesadillas son características en esta enfermedad y generalmente están asociadas a los fármacos, que son muy agresivos.

Rostro: Perdida de expresión facial y tienen serias dificultades en mantener la boca cerrada.

Acinesia: Es la inmovilidad total del cuerpo que aparece de improvisto y puede durar desde algunos minutos a horas.

Para acabar, decir que mientras la enfermedad sigue su proceso, es muy importante que las personas que lo padezcan no se contraigan en sí mismo y pierdan los hábitos de mantenerse activo, ya que solo estarían consiguiendo una mayor aceleración de esta. Se aconseja que mantengan un mantenimiento del tono muscular y de las funciones motoras, por lo que es esencial la actividad física diaria, así como una alimentación sana. 


- Escrito por Joel Castro González -

Fuente: Reeduca.es, ''Psicopatologías de la vejez''; http://reeduca.com/psicopatologia-vejez-introduccion.aspx; acceso a recurso web el día 22 de abril de 2015
Imagen: Imagen extraída de Google Imágenes